FRANCESCO TONNUCI
“Los niños necesitan coger
porquería del suelo, pisar charcos”
Francesco
Tonucci también conocido por el seudónimo "Frato",
es un pensador,psicopedagogo y
dibujante italiano.
Tonucci
se basa en que la escuela debe de tener en cuenta las experiencias vividas del
alumnado en su vida cotidiana y utilizarlo en clase. Otra base es la utilización
de estas experiencias para elaborar investigaciones y “dar a luz” una respuesta,
que será aprendida mediante la práctica.
Como pedagogo de gran relevancia
Tonucci crítica la escuela actual y propone varias modificaciones tanto en la
escuela como en su forma de trabajar.
Sus ideas principales son:
·
Dejar tiempo a los niños y niñas por las
tardes para que hagan cosas diferentes, y luego tengan temas de conversación
para hablar en clase. Esto requiere no mandar demasiados deberes, ya que pasan
suficiente tiempo en el aula.
·
Darle más poder y libertad a las niñas y a
los niños; que éstos sean el centro de formación contando sus experiencias.
Tonucci defiende esta idea en una entrevista publicada: “si los niños y las
niñas participan activamente en la gestión y en la toma de decisiones
escolares, como la estipulación de las reglas que se aplicarán en los recreos,
no se sentían esclavos, sino un ciudadanía libre y soberana, uno de los
objetivos que debe perseguir una escuela democrática”.
·
Sostiene que niños y niñas no son
recipientes vacíos que hay que llenar de conocimientos; éstas tienen sus
propias vivencias y formas de pensar. Hay que escuchar y crear entre todos y
todas el conocimiento. También son capaces de mantener su concentración durante
un buen rato en un juego, pero esto no interesa a la escuela; porque no ayuda a
elaborar lógicamente los datos. Tonucci explica que en la escuela se debe tener
más en cuenta el divertimento.
·
Afirma que si nos centramos en lo que se
sabe hacer, más que en lo que no somos capaces de llevar a cabo, tendremos
niños y niñas más motivadas y menos frustradas que ayudarán a un futuro a crear
personas más seguras de sí mismas.
·
El profesorado de este tipo de escuela
debe ser capaz de promover todas estas ideas, apoyar el trabajo en grupo e
incluir a la familia, la cultura… en la escuela.
LA ESCUELA QUE QUEREMOS
La escuela que queremos es un gran
reto.
“La escuela que necesitan los niños y niñas es la que más se parece a la que ellos
y ellas quieren”.
Porque al preguntar a esos niños y niñas
directamente sobre el tipo de escuela que les gustaría nos cuentan que:
·
Les gustaría una escuela en la que tuvieran árboles
frutales en el patio.
·
Una escuela en la que practicaran mucho más en los
laboratorios y talleres.
·
Escuelas en las que realizaran muchas visitas
culturales donde aprender sobre la marcha, practicar sobre su propia autonomía
y vivir experiencias nuevas al lado de sus compañeros.
·
Una escuela en la que las maestras y maestros les
trataran de forma cariñosa y por lo tanto respetuosa (sobre todo sin gritos).
·
Un lugar donde tener tiempo para hablar con sus
compañeros y compañeras, que las jornadas fueran más flexibles en cuanto al
horario y en el que pudieran elegir qué contenidos estudiar.
Con
referencia al placer lector Francesco
Tonucci nos recuerda que:
Siendo
la lectura uno de los objetivos principales de la escuela ¿Por qué a los niños
y niñas no les gusta leer?
En
la escuela se enseña a descodificar, pero no a leer. Se enseña a leer bien en
voz alta, a tener una buena dicción, con una buena entonación, pero no se
enseña a disfrutar y a entablar una relación personal con un libro. En la
escuela se practica la lectura en voz alta y además se va cambiando de lector o
lectora cada cierto tiempo y esto dificulta la comprensión.
Otro
de los errores lo achaca a los libros de textos, que recopilan breves
fragmentos creando una especie de carrusel
de lectura. La consecuencia de esas primeras características es que este tipo
de libro aleja de los auténticos.
Como el libro de texto ya nos aporta fragmentos
apenas se leen los libros verdaderos. Son libros falsos que quitan las ganas de
leer.
También menciona el error de que todos los
niños y niñas lean los mismos libros siempre o casi siempre. Además por lo
general los libros de lectura sirven para hacer resúmenes y por norma general
contestar todas y todos a las mismas preguntas en muchos casos cerradas. No se
favorece el diálogo e intercambio de opiniones después de una lectura.
En la
escuela tendría que haber diversidad de
libros.
Hay que promover el placer de leer dejarse
llevar por el libro, que provoquen sentimientos que te hagan disfrutar.
Francesco propone que desde educación
infantil el niño y la niña inventen historias en clase que la maestra las
transcriba y se vuelvan a leer en familia. Y así asistir al milagro de la
lectura.
Una segunda experiencia fundamental es la de
la escucha: el niño o la niña que escucha al adulto que le lee un libro.
Francesco mantiene que la audición de una buena lectura, sin
interrupciones ni explicaciones, ayudaría a muchos estudiantes a amar unos
autores que la escuela, consigue casi siempre hacer odiar o en cualquier caso
no saber apreciar.
Dice que para suscitar la lectura en el
alumnado primero la maestra habrá que apasionarse de ella, aquello que te
apasiona y te gusta es mucho más fácil de transmitir. La maestra y el maestro
tienen que leer y sacar tiempo para ello.
Es importante que haya en el aula un rincón
de libros que cumpla la función de una biblioteca, que este cuidada y con
libros seleccionados.
La biblioteca de clase dará paso a la
biblioteca de escuela y después a la biblioteca pública. En este punto es
necesario solicitar una política mejor en las adquisiciones de las bibliotecas
escolares.
Lo importante es que se aprenda a leer, que
se entienda que hay diferentes gustos con los libros.
También en ese caso me parece obligada una
invitación a la familia: a cambio de tantos juguetes la mayoría de las veces
banales (porque se fabrican sólo para ser comprados y no para jugar), vale la
pena regalar un libro: y aún más ir con el niño o la niña a la librería para
que pueda escoger sí misma.
¿Por qué no aprovechar esa posibilidad para
una experiencia más significativa? En vez de adoptar un texto a principio del
año escolar los estudiantes podrían ir con su maestra a una buena librería. Con
la ayuda del librero o librera se podría dar una buena «lección» sobre la
producción narrativa más significativa y cada alumno y alumna podría escoger el
libro que le apeteciese más, sin perjuicios. Es una buena ocasión para conocer
los gustos de su alumnado. Ellos tendrán el estímulo de leer la obra que han
escogido. La clase tendrá una biblioteca de veinte o veinticinco libros que se
podrán intercambiar. Lo importante es que puedan leer sus libros por el gusto
de leerlos, sin segundos objetivos ni engaños. Quien haya leído un libro con
placer no tendrá dificultades para completar una ficha que servirá de
orientación para el resto del grupo, para hablar del libro en clase, siempre
que la ficha no se convierta en una condena v el comentario en un examen.
Periódicamente se podrá volver a la librería
para estar al corriente de las novedades. Y la librería podrá convertirse en un
interesante «laboratorio escolar».
¡Gracias Frato!
Frato... ¡qué grande! ¡qué forma tan maravillosa de hacerse niños para sentir como un niño y transmitir lo que los niños no nos dicen porque no saben, porque no pueden o porque no los escuchamos o suficiente...
ResponderEliminarUna entrada preciosa.