martes, 21 de enero de 2014

FRANCESCO TONNUCI

FRANCESCO TONNUCI
“Los niños necesitan coger porquería del suelo, pisar charcos”
Francesco Tonucci también conocido por el seudónimo "Frato", es un pensador,psicopedagogo y dibujante italiano. 
Tonucci se basa en que la escuela debe de tener en cuenta las experiencias vividas del alumnado en su vida cotidiana y utilizarlo en clase. Otra base es la utilización de estas experiencias para elaborar investigaciones y “dar a luz” una respuesta, que será aprendida mediante la práctica.
Como pedagogo de gran relevancia Tonucci crítica la escuela actual y propone varias modificaciones tanto en la escuela como en su forma de trabajar.
Sus ideas principales son:
·         Dejar tiempo a los niños y niñas por las tardes para que hagan cosas diferentes, y luego tengan temas de conversación para hablar en clase. Esto requiere no mandar demasiados deberes, ya que pasan suficiente tiempo en el aula.
·         Darle más poder y libertad a las niñas y a los niños; que éstos sean el centro de formación contando sus experiencias. Tonucci defiende esta idea en una entrevista publicada: “si los niños y las niñas participan activamente en la gestión y en la toma de decisiones escolares, como la estipulación de las reglas que se aplicarán en los recreos, no se sentían esclavos, sino un ciudadanía libre y soberana, uno de los objetivos que debe perseguir una escuela democrática”.
·         Sostiene que niños y niñas no son recipientes vacíos que hay que llenar de conocimientos; éstas tienen sus propias vivencias y formas de pensar. Hay que escuchar y crear entre todos y todas el conocimiento. También son capaces de mantener su concentración durante un buen rato en un juego, pero esto no interesa a la escuela; porque no ayuda a elaborar lógicamente los datos. Tonucci explica que en la escuela se debe tener más en cuenta el divertimento.
·         Afirma que si nos centramos en lo que se sabe hacer, más que en lo que no somos capaces de llevar a cabo, tendremos niños y niñas más motivadas y menos frustradas que ayudarán a un futuro a crear personas más seguras de sí mismas.
·         El profesorado de este tipo de escuela debe ser capaz de promover todas estas ideas, apoyar el trabajo en grupo e incluir a la familia, la cultura… en la escuela.


LA ESCUELA QUE QUEREMOS
La escuela que queremos es un gran reto.
“La escuela que necesitan los niños  y niñas es la que más se parece a la que ellos y ellas quieren”.
Porque al preguntar a esos niños y niñas directamente sobre el tipo de escuela que les gustaría nos cuentan que:
·        Les gustaría una escuela en la que tuvieran árboles frutales en el patio.
·        Una escuela en la que practicaran mucho más en los laboratorios y talleres.
·        Escuelas en las que realizaran muchas visitas culturales donde aprender sobre la marcha, practicar sobre su propia autonomía y vivir experiencias nuevas al lado de sus compañeros.
·        Una escuela en la que las maestras y maestros les trataran de forma cariñosa y por lo tanto respetuosa (sobre todo sin gritos).
·        Un lugar donde tener tiempo para hablar con sus compañeros y compañeras, que las jornadas fueran más flexibles en cuanto al horario y en el que pudieran elegir qué contenidos estudiar.
Con referencia al placer lector Francesco Tonucci nos recuerda que:
Siendo la lectura uno de los objetivos principales de la escuela ¿Por qué a los niños y niñas no les gusta leer?
En la escuela se enseña a descodificar, pero no a leer. Se enseña a leer bien en voz alta, a tener una buena dicción, con una buena entonación, pero no se enseña a disfrutar y a entablar una relación personal con un libro. En la escuela se practica la lectura en voz alta y además se va cambiando de lector o lectora cada cierto tiempo y esto dificulta la comprensión.
Otro de los errores lo achaca a los libros de textos, que recopilan breves fragmentos creando una especie de carrusel de lectura. La consecuencia de esas primeras características es que este tipo de libro aleja de los auténticos.
Como el libro de texto ya nos aporta fragmentos apenas se leen los libros verdaderos. Son libros falsos que quitan las ganas de leer.
También menciona el error de que todos los niños y niñas lean los mismos libros siempre o casi siempre. Además por lo general los libros de lectura sirven para hacer resúmenes y por norma general contestar todas y todos a las mismas preguntas en muchos casos cerradas. No se favorece el diálogo e intercambio de opiniones después de una lectura.
 En la escuela tendría  que haber diversidad de libros.
Hay que promover el placer de leer dejarse llevar por el libro, que provoquen sentimientos que te hagan disfrutar.
Francesco propone que desde educación infantil el niño y la niña inventen historias en clase que la maestra las transcriba y se vuelvan a leer en familia. Y así asistir al milagro de la lectura.
Una segunda experiencia fundamental es la de la escucha: el niño o la niña que escucha al adulto que le lee un libro.
Francesco mantiene que la  audición de una buena lectura, sin interrupciones ni explicaciones, ayudaría a muchos estudiantes a amar unos autores que la escuela, consigue casi siempre hacer odiar o en cualquier caso no saber apreciar.
Dice que para suscitar la lectura en el alumnado primero la maestra habrá que apasionarse de ella, aquello que te apasiona y te gusta es mucho más fácil de transmitir. La maestra y el maestro tienen que leer y sacar tiempo para ello. 
Es importante que haya en el aula un rincón de libros que cumpla la función de una biblioteca, que este cuidada y con libros seleccionados.
La biblioteca de clase dará paso a la biblioteca de escuela y después a la biblioteca pública. En este punto es necesario solicitar una política mejor en las adquisiciones de las bibliotecas escolares.
Lo importante es que se aprenda a leer, que se entienda que hay diferentes gustos con los libros.
También en ese caso me parece obligada una invitación a la familia: a cambio de tantos juguetes la mayoría de las veces banales (porque se fabrican sólo para ser comprados y no para jugar), vale la pena regalar un libro: y aún más ir con el niño o la niña a la librería para que pueda escoger sí misma.
¿Por qué no aprovechar esa posibilidad para una experiencia más significativa? En vez de adoptar un texto a principio del año escolar los estudiantes podrían ir con su maestra a una buena librería. Con la ayuda del librero o librera se podría dar una buena «lección» sobre la producción narrativa más significativa y cada alumno y alumna podría escoger el libro que le apeteciese más, sin perjuicios. Es una buena ocasión para conocer los gustos de su alumnado. Ellos tendrán el estímulo de leer la obra que han escogido. La clase tendrá una biblioteca de veinte o veinticinco libros que se podrán intercambiar. Lo importante es que puedan leer sus libros por el gusto de leerlos, sin segundos objetivos ni engaños. Quien haya leído un libro con placer no tendrá dificultades para completar una ficha que servirá de orientación para el resto del grupo, para hablar del libro en clase, siempre que la ficha no se convierta en una condena v el comentario en un examen.
Periódicamente se podrá volver a la librería para estar al corriente de las novedades. Y la librería podrá convertirse en un interesante «laboratorio escolar».

¡Gracias Frato!

1 comentario:

  1. Frato... ¡qué grande! ¡qué forma tan maravillosa de hacerse niños para sentir como un niño y transmitir lo que los niños no nos dicen porque no saben, porque no pueden o porque no los escuchamos o suficiente...

    Una entrada preciosa.

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